Era la semana contra la violencia de género. Sabía que durante el recreo se iba a realizar una “acción” homenaje a las mujeres de Ciudad Juárez.
Al entrar, ya vi el primer cambio en el IES: el color del hall. Me gustó. Mi mirada siguió recorriendo el espacio y descubriendo más novedades: el vídeo en el que, este año, son nuestros “chicos” los que proclaman su SI contra la violencia, su manifiesto, la esquela denuncia, esos zapatos amontonados recordando el abandono, la violación, el hambre (“La muerte es un zapato vacío de mujer” F. Gargallo), el entramado de hilos tan atractivos pero que pueden convertirse en nuestra cárcel…
Sonó el timbre que anunciaba el recreo. Después de los primeros minutos de charla y bocadillo empezó a sonar la música como un latido angustioso que llevaba al silencio. Poco a poco, una figura negra, boca sellada con esparadrapo negro empieza a avanzar por un pasillo, otra baja las escaleras, otras aparecen por diferentes puertas. Avanzan como fantasmas reclamando voz y justicia. Mujeres de caminar lento que arrastran sus pies como si cargaran el peso de cadenas de siglos de historia y de muerte.
Se van agrupando. Su visión es estremecedora. El aire se carga de tensión, tristeza, ganas de gritar un NO que lucha por salir de sus bocas. De fondo sigue oyéndose…NI UNA MUERTA MÁS.
Yo estoy sobrecogida, con el vello de punta. Pero a la tristeza, otra emoción se añade: el hecho de constatar que de nuevo el IES Montes Orientales está aquí para manifestar su rechazo a la injusticia.
Mari Carmen García Pinilla
Al entrar, ya vi el primer cambio en el IES: el color del hall. Me gustó. Mi mirada siguió recorriendo el espacio y descubriendo más novedades: el vídeo en el que, este año, son nuestros “chicos” los que proclaman su SI contra la violencia, su manifiesto, la esquela denuncia, esos zapatos amontonados recordando el abandono, la violación, el hambre (“La muerte es un zapato vacío de mujer” F. Gargallo), el entramado de hilos tan atractivos pero que pueden convertirse en nuestra cárcel…
Sonó el timbre que anunciaba el recreo. Después de los primeros minutos de charla y bocadillo empezó a sonar la música como un latido angustioso que llevaba al silencio. Poco a poco, una figura negra, boca sellada con esparadrapo negro empieza a avanzar por un pasillo, otra baja las escaleras, otras aparecen por diferentes puertas. Avanzan como fantasmas reclamando voz y justicia. Mujeres de caminar lento que arrastran sus pies como si cargaran el peso de cadenas de siglos de historia y de muerte.
Se van agrupando. Su visión es estremecedora. El aire se carga de tensión, tristeza, ganas de gritar un NO que lucha por salir de sus bocas. De fondo sigue oyéndose…NI UNA MUERTA MÁS.
Yo estoy sobrecogida, con el vello de punta. Pero a la tristeza, otra emoción se añade: el hecho de constatar que de nuevo el IES Montes Orientales está aquí para manifestar su rechazo a la injusticia.
Mari Carmen García Pinilla
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2 comentarios:
Me emocioné al leer los poemas.¡Qué el horror acabe, ya!
Sii yo estaba allí si llego a estar yo sola en el hall me hubiera muerto de miedo.Esa música tan repeluznante y de repente cada profesora salió de una parte del insti casi todos estabamos tan paralizados...
¡VAYA EXPERIENCIA!
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